Que no se nos pierda el derecho a la Paz
23 de octubre de 2018. ¿Si la Paz no es un asunto de todas y todos, y una prioridad en la agenda del Presidente de la República, qué le espera a Colombia? Tras 70 días del gobierno Duque, se evidencia como su programa orientado por una coalición de derecha ha generado impactos desfavorables en la implementación del Acuerdo de Paz y en el proceso actual con el ELN; lo cual sugiere que estamos de nuevo en riesgo de retroceder y no de avanzar, y que el derecho a la paz puede tener obstáculos importantes en estos cuatro años de gobierno.
Las alianzas que ha venido tejiendo el presidente Duque ya se empiezan a reflejar en el Congreso, donde le están poniendo limitaciones severas al Acuerdo de Paz a través de la regresión de la legislación ya aprobada, o la desaceleración de la implementación de cada uno de los puntos del Acuerdo y en especial al punto que se considera el corazón, como lo es la participación política a través de una amplia apertura democrática incluyente y participativa, y el Sistema integral de Verdad, Justicia y Reparación, éstas pueden perder impulso de aprobarse leyes que las retrocedan o limiten y pueden dejar exiguas las necesidades de las víctimas sobrevivientes.
Cabe recordar que el Acuerdos de Paz, además de ser un acuerdo suscrito por el Estado colombiano a través del gobierno, quien está facultado por la Constitución para llevar a cabo negociaciones con grupos armados, también fue aprobado constitucionalmente a través del Acto Legislativo 001, por la Corte Constitucional, y tiene leyes y decretos para lograr su cumplimiento. Ademas, se cuenta con un Plan Marco para la implementación que tendrá vigencia por 3 gobiernos a partir de su aprobación.
La sostenibilidad de la Paz en el país está en juego. Se requiere con urgencia pasar esta página de 5 décadas de conflicto armado y avanzar en los problemas estructurales de desigualdad, pobreza, violencia que han sido combustible para la guerra, así como una agenda medio ambiental y de libertades, siendo estos asuntos que el conflicto armado nos ha aplazado.
¿Y si aún no hay una Agenda clara, qué está en riesgo? Los avances de las minorías como la población LGTB y otras identidades, los avances en derechos de las mujeres especialmente los derechos sexuales y reproductivos, la violencia contra las mujeres la cual puede tender a agravarse o no ser atendida como una política pública de primer orden, la tutela con la regulación que pretenden hacerle, la justicia en el caso de los militares y terceros que cometieron crímenes en el marco del conflicto armado, quedando expuestos a la justicia internacional (Corte Penal Internacional), los acuerdos con los y las campesinas que siembran coca, lo que lleva a una política de criminalización y fumigaciones ya probada anteriormente y fracasada y que solo logrará exacerbar conflictos territoriales y en últimas, la profundización de la deuda histórica con los territorios y comunidades que tiene esperanza en que esta implementación les dará los derechos históricamente negados.
La Verdad un paso fundamental en este proceso, sin embargo el partido del presidente pretende cerrar el camino a la verdad impidiendo el acceso a los archivos oficiales, para el Centro Democrático la única verdad a conocer es la que debe proporcionar las Farc, ese no es el mandato de la Comisión, ni es la verdad que esperan millones de víctimas. La Reforma Política puede volver a frustrarse porque las mayorías en el Congreso se oponen a reformarse y buscan adaptarse para no cambiar nada. Otro punto central es la Reintegración de la Farc, que está caminando a medias y golpeada por las posiciones de odio y venganza. Y de otro lado, está la suspensión de la negociación con el ELN, que amenaza con cerrar la Mesa de diálogo, dejando un conflicto armado abierto, que lo mínimo que costará son vidas humanas y pérdidas que siempre se cargan la población civil.
Lo anterior, crea un clima sombrío sobre los avances para consolidar la paz y la democracia en el país.
Las elecciones nos muestran cansancio: de la guerra, la corrupción, de la pobreza, de las élites, de la desigualdad, de la falta de política ambiental, de la discriminación, del sexismo, de la violencia contra las mujeres y otros, del racismo, del abandono de los territorios, de los grupos armados que llegan a tomárselo y controlarlo, de los asesinatos de líderes y lideresas sociales, del conservadurismo, del militarismo y la mentira repetida.
Nos queda el persistir y esperar en el tiempo para que el Presidente gobierne para el país y no para su partido, sería este el peor error y su segura derrota. Las fuerzas vivas están alertas, el contar con una bancada en el Congreso a favor de la paz y otros temas que coadyuvan a su consolidación, las movilizaciones, los resultados de la Consulta Anticorrupción y las elecciones presidenciales nos muestran un país dispuesto a impulsar las demandas sociales, políticas, económicas y ambientales incluyentes, diversas y del bien común por encima de intereses particulares.
Las mujeres estaremos atentas a defender la paz, nuestros derechos y seguiremos siendo constructoras de la verdad, de la reparación oponiéndonos a la guerra venga de donde venga; nos movilizaremos, seremos propuesta y protesta si socavan la paz y nuestro derecho a una vida sin violencias y con justicia económica, social y cultural.
Marina Gallego
Coordinadora Nacional
Ruta Pacífica de las Mujeres